Si esta frase te resulta familiar, es que alguien está experimentando una pérdida de audición que se está convirtiendo en un problema y que impide su capacidad diaria para comunicarse y relacionarse con las personas que le rodean. El uso de un audífono podría ser muy beneficioso y devolverle no solo la audición sino la seguridad en sí mismo y evitar un progresivo aislamiento por no poder interactuar en el día a día en muchas de las conversaciones que se producen a su alrededor. A medida que envejecemos, la pérdida de audición es común, pero también puede ocurrir como efecto secundario de ciertos medicamentos, exposición excesiva a ruidos fuertes o lesiones traumáticas. Siempre que aún queden algunas células ciliadas supervivientes que no hayan sido dañadas, un dispositivo auditivo puede ser muy eficaz para restaurar la audición. Con un audífono bien adaptado y ajustado correctamente a la pérdida del individuo en su configuración correcta, hará que con una amplificación efectiva, el hipoacúsico pueda experimentar una serie de beneficios, principalmente mejorar la capacidad de comunicación con sus familiares y las personas que le rodean. Volver a poder escuchar los programas favoritos de televisión, radio, una conversación sin tener que depender de señales visuales, o incluso escucharse mejor a sí mismo mientras habla, puede hacer que las personas con dificultades auditivas mejoren su capacidad para hablar y sean más felices, mejorando así su calidad de vida.
¿En qué consiste un audífono?
Un audífono es un dispositivo que se utiliza para amplificar el sonido de las personas que sufren una pérdida de audición.
Los audífonos son dispositivos de tecnología digital compuestos de microelectrónica que pueden adaptarse dentro del oído (ITE) o detrás de la oreja (BTE). Estos micro-ordenadores hacen que los sonidos sean más altos y modulados, según las necesidades de cada paciente y de cada entorno sonoro, de modo que el individuo pueda escuchar y comunicarse activamente en una variedad de situaciones. Se componen de tres dispositivos principales: un altavoz, un amplificador y un micrófono.
El sonido ingresa al micrófono, que luego convierte las ondas de sonido y las envía al amplificador regulado por un minúsculo micro-procesador aumentando los sonidos que requiera cada situación ambiental. Por ejemplo el audífono funcionará de diferente manera si el entorno es ruidoso, como en un restaurante o cafetería, amplificando los sonidos conversacionales y minimizando los sonidos molestos del propio ambiente, al igual que lo hace nuestro cerebro cuando no se tiene una pérdida auditiva.
El objetivo es que el audífono module y amplifique las ondas sonoras, y ayude de forma activa al oído afectado según el ambiente sonoro en el que se encuentre, priorizando los sonidos conversacionales y eliminando los fuertes ruidos molestos de muchos ambientes. De esa forma, las células ciliadas que no han sido dañadas puedan captar estas ondas modificadas y ampliadas, provocando que estas nuevas vibraciones se conviertan en señales neuronales, que sean enviadas al cerebro para traducir el sonido.
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