Articulo escrito por Jose Carlos Sanchez de la Peña, Director Optometrista de COR y publicado en: Periódico El Único
En la edad pediátrica los problemas visuales son frecuentes y en muchos casos demoramos el diagnostico porque pensamos que aún el niño es demasiado pequeño para realizarle una exploración visual.
Dentro de los exámenes de salud del niño sano, igual que nos preocupamos de su crecimiento, nutrición y vacunación entre otros aspectos, el control visual por parte del óptico-optometrista debería ser obligatorio en toda la población pediátrica.
Según las últimas estadísticas, el 20% de los menores de 18 años presentan problemas visuales y es por ello por lo que, entre los 2 y los 3 años, ya debemos empezar a evaluar la agudeza visual del niño que aún está a un 50% de la del adulto. Entre los 4 y los 6 años se alcanza la agudeza visión adulta y es a los 8 años cuando se termina la etapa plástica del desarrollo visual cerebral, donde es prioritario que tengamos la seguridad de que se ha completado toda la visión binocular correctamente. Cuando existe una disminución de la agudeza visual de uno o ambos ojos por falta de uso en el periodo de desarrollo visual, hablamos de ambliopía. Algunas formas de ambliopía no se pueden detectar fácilmente por los padres, como las causadas por un estrabismo, un astigmatismo, una miopía o una hipermetropía. Ahí́ es donde es importante la labor del óptico-optometrista para que en las revisiones rutinarias podamos descartar que se esté desarrollando un ojo vago en nuestros pequeños.
Por desgracia nuestro Sistema Público de Salud en el área de la oftalmología está realmente saturado y en ocasiones las revisiones oculares o no se llegan a producir o no son tan exhaustivas como deberían ser para prevenir problemas visuales tan importantes como evitar el fracaso escolar que en muchos casos está provocado por una alteración visual no diagnosticada.
En algunos casos esta falta de atención por posibles defectos visuales es identificada en la edad escolar por parte de los profesores, alertados por el poco interés del niño por el aprendizaje o por un fracaso escolar cuya causa no es otra que una alteración de este sentido tan fundamental como es la visión. De ahí que la misión de los padres y pediatras en primer lugar es estar vigilantes ante los posibles problemas de visión que puedan surgir al niño y después de los ópticos-optometristas, cuya labor es fundamental en el diagnóstico optométrico inicial de los defectos de refracción y, si existe y es detectada una patología oftalmológica asociada, el niño deberá́ ser revisado por el oftalmólogo para llevar a cabo el tratamiento adecuado.
LA IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN
La detección y tratamiento a tiempo son esenciales para eliminar con éxito cualquier defecto sobre el desarrollo visual. Y aún más importante, reducir los efectos negativos sobre el desarrollo cognitivo, emocional y psicosocial del niño.
Tres razones para no saltarse la revisión rutinaria de la vista en los niños
- Previene diferentes enfermedades visuales
El 80% del deterioro visual se puede prevenir con un diagnóstico precoz. Por tanto, es posible detener el avance de enfermedades como la ambliopía, la miopía y el astigmatismo si se detectan a una edad temprana.
- Reduce los problemas de aprendizaje
Uno de los efectos secundarios de los problemas de visión en los niños son las alteraciones en la concentración y la capacidad para captar información, lo que influye negativamente en su capacidad de aprendizaje.
- Mejora la autoestima
La incapacidad visual en la infancia es, muchas veces, motivo de rechazo y exclusión social y puede hacer que el niño se aísle voluntariamente. Corregir este problema puede mejorar sus relaciones sociales y la autoestima.
Algunos signos que pueda indicar una alteración visual en el niño son:
- Desviación frecuente del ojo
- Lagrimeo
- Frecuentes legañas, sobre todo al levantarse
- Enrojecimiento de los ojos
- Parpadeo continuo
- Fatiga visual
- Visión doble
- Fotofobia o excesiva sensibilidad a la luz
- Dolores de cabeza cuando fija la vista
- Acercarse demasiado para ver la televisión o al leer
- Dificultades para distinguir las figuras desde lejos
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